miércoles, 6 de noviembre de 2013

El corazón detesta la línea recta

Corazón insurrecto
ni se peina ni se pliega ni se humilla
© Ilkhi, 2013

Zúñiga escribía sus poemas como si cada palabra fuera el más exquisito y saludable de los manjares o el más letal y temido de los venenos. Él era de esa excelente casta de poetas.

Aquí dejo este poema de su libro era otro hoy (Poemas 1966 - 2006) Ediciones del Primor, 2008.

PEINARSE EL CORAZÓN

Para calmarse un poco
procuraba peinarse el corazón
siguiendo los consejos de su amigo:
el corazón, igual que los cabellos,
hay que arreglarlo todas las mañanas,
le había transmitido.
Y así, día tras día,
las puas penetraban en su carne,
arañaban la piel ya dolorida,
sangraban
hasta llegar a la preciada víscera;
mas nada conseguía en lo tocante al tema.
Hizo llamar a un peluquero experto
que no pudo peinarlo, pero tatuó un dibujo
a la medida exacta de la tetilla izquierda
con forma, claro está, de corazón:
así será más fácil arreglarlo,
dejó dicho. Y entonces
empezó a cepillarse su tatuaje,
primero con esmero, luego con impaciencia,
con rabia, intentó cortes más exóticos;
la calma no llegaba.
Llamó a su amigo y se lo dijo:
- Esto no me funciona.
- Es infalible, insiste, contestó.
Cuando se taladró el corazón con un pincho
encontró al fin la paz (Arroba.
No siempre los consejos
de un buen amigo aciertan,
pero ya estoy tranquilo, algo tendrán,
pensaba agonizante con la sonrisa puesta
en un montón de venas desplomadas)

Jose Luis Zúñiga


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