viernes, 26 de mayo de 2017

El pingüino inventa la llave trapezoidal

La vida no se rige por normas
Desatornillando el pensamiento osificado
© Ilkhi, 2017

jueves, 25 de mayo de 2017

El hiato entre la gramática y la cultura

El signo lingüístico no es arbitrario
Libro de artista
© Ilkhi, 2017

martes, 23 de mayo de 2017

El pingüino se baña en aguas antárticas

Ha comenzado la temporada de baño en el cabo Crozier
© Ilkhi, 2017

lunes, 22 de mayo de 2017

Cambios de títulos en diferentes ediciones e idiomas

Cuando un libro se publicó con un título en su primera edición, ese título no se debe cambiar en sucesivas ediciones, aunque el/la autor/a piense que un nuevo título, pasado un tiempo, es más acorde con el espíritu de la obra. Digo esto porque estoy en desacuerdo con lo que he leído en la última edición, 2014, en español, del libro de John Berger, The Success and Failure of Picasso, 1965. La nota del editor dice así:
"Con el consentimiento del autor, el editor ha cambiado el título Éxito y fracaso de Picasso, por el de Fama y soledad de Picasso, que Berger juzgó más acorde con el espíritu de su obra".
Esta argumentación es tan absurda como si un pintor o escultor, todavía vivos, acudieran a un museo a retocar sus obras porque consideran que no era eso lo que querían expresar con ellas, o como si en 1950 una editorial le hubiera pedido permiso a Ortega y Gasset para cambiar el título de su libro La rebelión de las masas, 1930, por el de La estulticia del populacho.

Además, si Berger hubiera sido coherente habría cambiado también el título que puso a su libro en 1965, The Success and Failure of Picasso, por el de The Fame and Loneliness of Picasso en estas últimas ediciones.

El título de un libro puede ser considerado más o menos acorde con la obra a la que da nombre, pero, insisto, no se debe cambiar el título original, sea cual sea el título que tenga. Otra cosa muy diferente es que el autor/a diga en una entrevista que él/ella ahora pondría otro título a aquella obra del pasado, pero no debe ir más allá de una hipótesis, pues no se puede hurtar al lector el título original.

domingo, 21 de mayo de 2017

Puesta de sol una tarde de primavera

La frontera fractal de Mandelbrot
Diámetro de estenopo: 0,20 mm
Cámara estenopeica cilíndrica
Distancia focal: 120 mm
Exposición: 14 minutos
Diafragma: F/400
© Ilkhi, 2017

viernes, 19 de mayo de 2017

El punctum barthesiano en un retrato de John Berger

John Berger fotografiado por Peter Keen en 1962
para el periódico británico The Observer


El fotógrafo Peter Keen nació en West Drayton (Inglaterra) en 1928. Dos años antes de "tomar" esta foto de John Berger, Peter Keen había ganado el prestigioso British Photographer of the Year Award. Keen sabía que una foto no se crea como un dibujo o una pintura, sino que se "toma", literalmente, la luz del objeto sobre la película; también sabía que el objetivo de la cámara y su película registran al modelo, pero es el fotógrafo quien decide cuándo presiona el disparador: tomar/detener el tiempo en una fracción de segundo. Esto es lo que hizo Keen de manera impecable al "tomar" el retrato de Berger.

El escritor freelance Philip Maughan entrevistó a John Berger en 2015, Berger tenía 88 años, y en un momento de la entrevista le llegó a contar esto a Maughan.
"I remember that, up to the age of 30, I was a painter. I'd spend my days in a room I called a studio, drawing and painting".
Probablemente esta foto fue realizada en el estudio que Berger rememoró en aquella entrevista 53 años después. Pero lo que más me llama la atención en esta fotografía es el lapicero que tiene John Berger en su mano derecha; esta sensación perceptiva que tan bien definió Roland Barthes en su libro La Chambre Claire, en 1980, con estas palabras: "C'est lui (le punctum) qui part de la scène, comme une flèche, et vient me percer. [...] Le punctum d'une photo, c'est ce hasard qui, en elle, me point (mais aussi me meurtrit, me poigne)". Como escribió Barthes, este punctum "me hiere, me aflige" me traslada a momentos de mi infancia, cuando, con tan solo cuatro años, cada vez que volvía de la escuela a casa, entre mis avíos para el aprendizaje de la escritura, indefectiblemente, aparecían varios sacapuntas y había desaparecido el lapicero que me daba mi madre cada mañana. Entonces, mi madre, con un sentido común aplastante, me preguntaba: "¿Para qué quieres tantos sacapuntas, si pierdes todos tus lapiceros?" Mi respuesta era estética, pero no verbalizable en aquellos años. ¿Cómo podía explicarle a mi madre la belleza que yo veía en aquellas herramientas, sin la cuales el lapicero no era sino un burdo trozo de madera y grafito?

Cuando cumplí 12 años, y de allí en adelante, los lapiceros los afilé con una navaja, pues para mí aquellos sacapuntas de mi infancia se habían vuelto obsoletos e ineficaces (salvo los muy buenos, acaban rompiendo las minas) ya que no hay nada como una navaja para afilar convenientemente un lapicero.

La grafimenta (no herramienta) perfectamente afilada que sostiene John Berger entre sus dedos en esta fotografía, ha sido y es la piedra/grafito clave de mi arquitectura de creación. Sólo quien lo haya experimentado sabe del placer de afilar un lapicero con una navaja, mientras el cerebro se prepara para afrontar los giros de muñeca y la presión adecuada de los dedos sobre ese lapicero ya afilado. La obra vendrá después, pero ésta no se "toma", se crea.

jueves, 18 de mayo de 2017

Genius loci de mi vida hecho papel a las sales de plata

San Antón
(De la serie Pasado y Presente)
Foto estenopeica en papel a las sales de plata
© Julián Redondo, 2017

Mi amigo fotógrafo Julián Redondo, con quien trabajé en una empresa de artes gráficas durante 17 años, me ha enviado esta magnífica fotografía estenopeica sacada por él con una cámara Nopo 120. No, no es una foto más de la iglesia de San Antón y su puente, es decir, no es sólo el emblema que ha representado a Bilbao en los últimos siete siglos. Para mí es la foto del "lugar" por el cual crucé a pie (en ambas direcciones dos veces al día) más de 330 veces cada año, entre 1972 y 1977. Anterior y posteriormente a estas fechas también lo crucé, pero no tan asiduamente. Por lo tanto, para mí esta foto trasciende el emblema de Bilbao; lo que veo en ella es el genius loci de una parte de mi vida. Las nubes en forma de cirros que coronan el puente y la iglesia de San Antón sobrerrayan el "lugar", mientras la ría lo subraya en una fusión entre el cielo, la tierra y el agua que me acompañaron durante mi infancia y adolescencia.

martes, 16 de mayo de 2017

El pingüino cartógrafo descubre las islas Hébridas

en el hemisferio septentrional, ese desconocido
© Ilkhi, 2017

lunes, 15 de mayo de 2017

El "invasor vertical" de John Berger

En 1965 se publicó en la editorial Penguin Books, al precio de 12 chelines y 6 peniques, el libro de John Berger (1926 - 2017) The Success and Failure of Picasso. En este libro Berger calificó a Picasso de "invasor vertical", expresión que tomó prestada del libro de Ortega y Gasset, La rebelión de las masas, 1930. Esta es la cita del libro de Ortega y Gasset en la que se inspiró John Berger.
"El europeo que empieza a predominar - esta es mi hipótesis - sería, relativamente a la compleja civilización en que ha nacido, un hombre primitivo, un bárbaro emergiendo por escotillón, un "invasor vertical".
Aquí traigo el modo en que Berger interpreta en su libro el "invasor vertical" de Ortega y Gasset.
"Ortega y Gasset is the last of the classically reactionary thinkers; he cannot, like all the dons who still apolagize for capitalism and who pretend that imperialism doesn't exist, be dismissed as an opportunist. He has been preserved in Spain as in amber, and he is acute and imaginative enough to be obssesed by the historical situation in which he finds himself. All his books are about the historical rack. I think of him because he invented a phrase which is so apt for Picasso. He is generalizing about the modern European masses. On to them he projects all his aristocratic fears of the underprivileged and uneducated. He uses the word primitive in a pejorative sense. But in the case of a truly imaginative writer, images can transcend conclusions. Picasso was a vertical invader. He came up from Spain through the trap-door of Barcelona on to the stage of Europe".
En enero de 1966, Barbara Niven (1896 - 1972) la que fue miembro de la Manchester Society of Modern Painters, del Partido Comunista Británico y directora artística de Theatre Union en Manchester, escribió un artículo, en la revista Marxism Today, sobre el libro de John Berger, The Success and Failure of Picasso. Aquí dejo este pasaje de su artículo.
Berger's view is that Picasso provoked Cubism by his 1907 painting of five naked women (Demoiselles d'Avignon), the shock of which he describes as the vertical invader's "propaganda by deed." For the first time in the fury of his work on it his skill disappeared in struggle. [...] I agree emphatically with Berger in saying that Cubism was a transformation far more than a stylistic revolt against what had preceded it, that it changed the nature of the relationships between the painted image and reality and so placed man in a position which he had never been in before. Cubism in its use of new materials was the challenge to the bourgeois concept of art as precious and valuable, in its structure it was dialectical materialism in painting. What the Cubist painters wanted was an art that belonged to the new century; they created the possibility of revealing processes instead of static states. "They painted the good omens of the modern world".
La última frase de este pasaje, que Barbara Niven destacó del libro de John Berger, me lleva a concluir que, 52 años después de que Berger escribiera "Ellos pintaron los buenos presagios del mundo moderno." y 110 años después de que aquellos pintores descubrieran otro modo de ver el mundo, ni en el siglo XX ni en lo que llevamos de siglo XXI hemos sabido aprovechar aquellos "buenos presagios".

jueves, 11 de mayo de 2017

El pingüino alcanza la cumbre del Erebus

Escalar es el arte de afrontar un camino vertical
© Ilkhi, 2017

sábado, 6 de mayo de 2017

A different way of seeing Dublin

Título de la obra ganadora del concurso de dibujo y pintura 
"Imagining Ireland in 2116"
Autora Laura Hurley, de 17 años de edad, en la National Gallery (Dublín)
© Ilkhi, 2017

Monumento a Oscar Wilde en Merrion Square (Dublín)
"Those who see any difference between soul and body have neither"
Oscar Wilde
© Ilkhi, 2017

Natural History Museum (Dublín)
Capitalismo depredador
depredar: saquear con violencia y destrozo
© Ilkhi, 2017

Trinity College (Dublín)
Espacio para conocer sobre el Trinity College
© Ilkhi, 2017

jueves, 4 de mayo de 2017

Irakurzalea izan naiz txikitatikan

IRACUR ezazue izadian
© Ilkhi, 2017